martes, 19 de mayo de 2020

CONOCEN A PRUDENCIA AYALA

PRUDENCIA AYALA
En 1930. Prudencia Ayala y la lucha feminista.
Prudencia Ayala nació el 28 de abril de 1885, en la población de Sonzacate, departamento de Sonsonate. Según las notas manuscritas de Prudencia, su padre fue “un indio mexicano” y su madre “una indígena que alcanzó el grado de Coronel en la lucha contra el régimen de los Ezeta”. Muy pequeña, Prudencia es trasladada por su madre a la ciudad de Santa Ana. Inicia sus estudios en el colegio de la profesora colombiana María Luisa de Cristofine, sin embargo no pudo concluir el segundo grado debido a la pobreza de su madre.
A partir de 1914, Prudencia Ayala, publica en diversos diarios de Guatemala y El Salvador, sus planteamientos feministas, su pensamiento unionista centroamericano y sus poemas. En 1919, es encarcelada por criticar al alcalde de Atiquizaya. Ese mismo año, asiste a una marcha en Guatemala, donde es hecha prisionera durante varias semanas, bajo la acusación de participar en la planificación de un golpe de Estado contra el dictador Estrada Cabrera.
Aunque había sido estigmatizada por algún periodista como “analfabeta”, en 1925 aparece su libro “Inmortal, amores de loca” y en 1928, “Payaso literario en combate”. En los diarios de la época fustiga a las dictaduras del Istmo, y apoya la lucha de Sandino. En 1927 condena la intervención militar de las tropas estadounidenses en Nicaragua y pide una indemnización por los daños causados a ese país.
En marzo de 1930, Prudencia Ayala anuncia que intentará lanzarse como candidata a la presidencia de la República. La plataforma de Prudencia promovía los derechos de la mujer, pero también incluía aspectos como el respaldo a los sindicatos, la honradez en la administración pública, la limitación de la distribución y consumo del aguardiente, el respeto por la libertad de culto y el reconocimiento de los llamados “hijos ilegítimos”.
Al exigir el derecho al voto femenino y la consiguiente legitimidad de una mujer a optar a la candidatura presidencial, Prudencia emprende una batalla llena de críticas, burlas, opiniones y alegatos políticos, ya que en esa época la constitución vigente prohibía a las mujeres ejercer sus derechos políticos como votar u ocupar cargos públicos.
Prudencia se sentía orgullosa de ser una humilde india salvadoreña. Su acción fue un triple reto al sistema social y político de la época: por mujer, indígena y madre soltera. Al anunciar su entrada en la contienda electoral, Prudencia declara a la prensa: “jamás he luchado por candidatos, menos por caudillos, no he militado en la política local, sino hasta hoy que lanzo mi candidatura para probar mi competencia ciudadana y sacar triunfante los derechos políticos que en justicia le pertenecen a la mujer”.
En junio de 1930 aparece como fundadora y redactora del periódico Redención Femenina, del cual se conocen tres ediciones, donde expone sus argumentos en pro de los derechos ciudadanos de la mujer. En sus páginas escribe: “Pensando seriamente en el estado inferior en que está colocado el sexo femenino, he lanzado mi candidatura para presidente de la República, para manifestar las actividades cívicas en las capacidades morales y mentales de la mujer; iguales al sexo masculino”.
En su periódico, Prudencia reivindica los derechos de la mujer sobre la base de una igualdad de propósitos fundamentados en la igualdad de los sexos… “el hombre y la mujer forman el cauce del mundo: los dos forman el hogar, los dos forman la sociedad, los dos deben formar el concepto ciudadano y constituir las leyes democráticas contra la esclavitud, los dos deben formar el Gobierno”.
Luego de un encendido debate público, la Corte Suprema de Justicia determina que las leyes de la nación no conceden ese derecho ciudadano a la mujer. Las elecciones las ganó el ingeniero Arturo Araujo, quien nueve meses después fue derrocado por su vicepresidente, el General Maximiliano Hernández Martínez.
A pesar de la resolución jurídica en su contra, la lucha solitaria de Prudencia Ayala representó un precedente histórico. No logró la hazaña de ser reconocida como candidata, pero demostró que una mujer era capaz de aspirar a desempeñar cargos públicos. Seis años más tarde, el 11 de julio de 1936, muere en Sanu Salvador. No fue sino hasta mucho después cuando se establecieron los derechos femeninos en El Salvador.

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